Mi cama

(o una excusa más para recordarte)


Yesterday,
all my troubles seemed so far away.
Lennon – Mc Cartney

Nunca he tenido una cama camera propia. Desde que tengo uso de razón duermo solo en una cama personal; y es extraño sí, porque me acuerdo perfectamente el día en que con mi padre, buscamos Mi Cama en el Wajay.

Y lo extraño no es que me acuerde (muy a pesar de mis 4 años de entonces), más bien lo raro está en que casi podría afirmar que no he dormido en otra cama anterior a esa; como si padeciera una especie de amnesia en ese sentido, como si nunca hubiera dormido hasta que apareció Ella, Mi Cama; la que tiempo después (ahora me doy cuenta), devino azogue infeliz mis cortas estaciones.

Finales del ochenta y Mi Cama estaba saturada de calcomanías de perros checos y naves espaciales de Intercosmos; estaba intacta, inocente, quizás tanto como yo y mis cinco, seis, siete años. Luego vino el derrumbe. A veces pienso que si algún pedazo del muro de Berlín era de madera, la habían sacado (de seguro) del mismo bosque, incluso del mismo árbol, que la madera con que hicieron Mi Cama: el nueve de noviembre del ochenta y nueve se le partieron las patas. Y así estuvo, sostenida con ocho ladrillos del tiempo de la pseudorrepública, hasta aproximadamente mediados del noventa y cuatro, cuando en un arranque de hipismo balseriano y desenfrenado, cambié los ladrillos por igual número de gomas de carro. Ese año de Mi Cama sólo quedo el bastidor (sobre las gomas) y el respaldar intercalado entre el colchón y la pared por razones “artísticas” dada la condición de soporte para collage en que había quedado: A los perros y cohetes se le habían sumado una foto de Los Beatles, una imagen del sagrado corazón, símbolos de paz y estrellas boca abajo, la oración del pobre de San Francisco de Asís y algunas frases en inglés y letras de canciones. Tremenda mezcla.

Así duró hasta el noventa y nueve, cuando la conociste, sólo que (por suerte) sin el collage, que sirvió para la fogata de la caldosa de la fiesta del CDR del año anterior; no sin antes haber retirado la foto de los Beatles y arrancar el pedazo de tabla donde había escrito la letra de Yesterday.

Y fue ahí, en esa Cama, donde nos acostamos por primera vez. Yo había bloqueado la entrada de mi cuarto (que no la puerta, porque no la había), mientras tú prendías un Marlboro...

No te negaré, a menudo extraño mucho aquella tarde, aquellos días en que todo problema parecía tan lejano; incluso, aquel pedazo de plywood donde a lápiz escribí con un dejo casi profético sin entender todavía: «Why she had to go, I don't know, she wouldn't say».

Meses después regresaste y te quedaste en casa. Treinta días es un lapso bastante incómodo para dormir en una cama tan estrecha como la mía, y mi padre nos prestó su colchón camero. Sobre el piso, sin bastidor, sin gomas, sin nada. Un mosquitero algo manchado y amarrado por el centro que nos aislaba de la duda y la razón, y ya.

Cuando volviste casi un año más tarde fue de nuevo el colchón prestado, esa vez sobre las gomas. El mosquitero de tanta humedad ya no existía, y tal vez nos hizo falta un mosquitero nuevo; o algo que nos protegiera, que nos cubriera, que nos aislara, pero no.

Luego Mi Cama, compañera. Luego extrañar extrañarte. Hasta hoy.

Por eso no puedo dormir, por eso quizás escribo esto, porque hoy me he comprado un colchón nuevo y me queda grande, muy grande. Porque mañana despertaré más vacío que nunca; porque en la oscuridad te imaginaré a mi lado, apenas respirando, tu recuerdo. Porque no sé dormir sin ti en una cama tan grande.


La Habana; agosto de 2002

6 comentarios:

Anónimo dijo...

y es que nada es igual después de compartirse... me conmoviste... :o(

un abrazo...

elcorsarionegro dijo...

A mi me pasa algo parecido, creo siempre que la cama es demasiado grande para mi solo, nada es igual despues de compartirse pero tampoco debemos aferrarnos demasiado a eso y no dejar de buscar nunca a quien ocupe el justo espacio que pretendemos darle en nuestra cama.

Unknown dijo...

Gracias a la cama, al colchón y a la musa porque te sembraron estas palabras y me generaron este sentimiento...

un beso, suerte y mucha magia para ti.

Lisetg dijo...

A todo se acostumbra uno, para bien o para mal, aunque a veces nos golpee.
Pero, conno, estos pensamientos no son saludables para los solitarios cuando no hay nada que podamos hacer para rellenar nuestra cama. Aun asi, ante palabras tan bellas, me quito el sombrero...

Lisetg dijo...

y como anillo al dedo, una de mis canciones preferidas:

"y tu recuerdo aun
se mete en mi cama
con la oscuridad
entre mi almohada
y mi soledad..."

Anónimo dijo...

ñooooo
como jode que tiren piedras la gente y yo con mi tejao de vidrio.